Lo que pasará cuando destronemos al rey coche

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¿Quién debe mandar en el espacio público, en las calles de nuestra ciudad? Hace 20 años, con la ciudad colapsada por el tráfico, en Pontevedra se hicieron esta pregunta. ¿Queremos ruido o preferimos charlas, sonrisas y peques jugando? Y se pusieron manos a la obra para hacer una ciudad con ojos de niño, habitable para todos. Entonces no lo sabían, pero habían convertido en ciudad pionera de una transformación urbana que cada vez suma más localidades que han dado más espacio a la gente y menos a los coches.

El ejemplo de Pontevedra inspiró las más de 70 personas inscritas en la jornada-debate sobre movilidad que la Concejalía de Transición Ecológica llevó a cabo el pasado 30 de septiembre. Pontevedra no sólo lo logró, sino que es actualmente un referente internacional de transformación de la movilidad. Su gente cuenta, con orgullo de ciudad, que han bajado un 67% las emisiones de CO2, y que, atención, desde 2011 registran cero muertes por accidente de tráfico en sus calles. Ejemplos de éxito como el de la población gallega deben ayudar a Lleida a emprender unos cambios que este gobierno contempla en el Pacte d’Entesa y que son inaplazables, porque la salud y la sostenibilidad no pueden esperar. Porque, en tiempos de Covid, tenemos la oportunidad de mejorar los espacios públicos, haciéndolos más anchos y facilitando que la ciudadanía pueda desarrollar actividades saludables y los disfrute, paseando, jugando, participando en actividades culturales y haciendo deporte en nuestra ciudad.

Es cierto que los cambios que Lleida quiere introducir por una ciudad más habitable requieren consensos muy amplios y transversales, y esta jornada fue un gran primer paso, ya que puso de manifiesto que el tema genera mucho interés en la ciudadanía, que quiere dar su punto de vista. Fue como un primer ensayo que vendrá seguido por procesos participativos más amplios en que todos los sectores puedan hacer sus aportaciones.

Rediseñar la estructura de la ciudad, como ha hecho Pontevedra, es una medida esencial para que todos, desde los niños hasta las abuelas, podamos disfrutar de una Lleida amable. Como remarcó el investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, Xavier Querol, son necesarias varias acciones para lograr disminuir en las ciudades las partículas en suspensión y los dióxidos de nitrógeno que cada vez provocan más enfermedades y muertes, especialmente en los núcleos urbanos. Hay que mejorar los servicios de transporte público urbano y también los que nos conectan con las poblaciones cercanas, como forma para reducir la presencia de vehículos en la ciudad. Y hay que favorecer que aquellos que circulen sean de energía limpia, con especial atención al tráfico de mercancías, que requiere cambios profundos para reducir las emisiones que provoca. Muchas decisiones tocan de lleno a los ayuntamientos, mientras que para avanzar en aspectos como la mejora de transporte metropolitano o la electrificación de vehículos se requiere un papel más activo de otras administraciones.

Tenemos que hablar abiertamente de los efectos que la contaminación provoca en la salud y en la mortalidad de las personas para poder avanzar en la reducción de vehículos en la vía pública. Como hicieron en Barcelona, ​​una ciudad con más de 400 muertes al año por la contaminación del aire, donde después de las reticencias iniciales han consolidado el proyecto de las superilles, que permite ganar en salud, ya que da más espacio peatones y bicicletas.

El coche deja de ser el rey en este cambio de prioridades. Como han hecho otros, destronemos el vehículo de combustión y pongamos en este primer lugar las personas y los vehículos de movilidad individual, como pueden ser las bicicletas y los patinetes. Después viene el transporte público, mientras que el coche cae a la cola en esta nueva jerarquía.

Este cambio genera reticencias en Lleida. Era de esperar. Al igual que las generó en Barcelona, ​​en Pontevedra y en todas las ciudades donde un día se empezaron a cuestionar los privilegios del coche privado en el espacio público. Pero escuchando a todo el mundo y trabajando para que haya alternativas al vehículo privado, conseguiremos una ciudad con mejor calidad del aire y espacios públicos más confortables. Conseguiremos, en definitiva, poner la vida y las personas en el centro. Pero nos tenemos que poner ya, con un trabajo transversal donde la concejalía de Movilidad y la de Transición Ecológica seamos capaces de implantar todos aquellos cambios que Lleida necesita para respirar futuro. No queda otra si nos importa nuestra salud.

Sergi Talamonte (Tercer Teniente de Alcalde y concejal de Transición Ecológica)

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