Señor Valentín, somos naranjas completas

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Dice la leyenda que Valentín fue un sacerdote que casaba a escondidas jóvenes enamorados. El emperador, al descubrirlo, lo envió al otro barrio, y así nació un santo más y con él, una supuesta “celebración al amor”.

El día de los excesos románticos desmesurados ha llegado, y con él es necesario que nos replanteemos qué tipo de amor estamos promoviendo.

Desconozco si el bueno de Valentín repartía medias naranjas cuando casaba a los enamorados, lo que sí sé es que hoy, 14 de febrero de 2019, seguimos representando hombres y mujeres con roles opuestos y complementarios (porque además, desgraciadamente, seguimos representando únicamente el amor heterosexual).

Y no es que yo esté en contra del amor (no soy ningún personaje del Mago de Oz que se encuentre en la búsqueda de un corazón), pero sí me preocupa como transmitimos la afectividad y entendemos las relaciones.

El amor del “no puedo vivir sin ti”, el de la media naranja, el que renuncia, el que excluye, el intolerante, el posesivo y el celoso. ¿Este amor? Bien lejos. Somos seres enteros y realizados con o sin una pareja.

Celebremos el amor, sobre todo aquel que aumente nuestras capacidades y no las mengüe, aquel que se nutre de relaciones saludables y equilibradas basadas en el respeto y la admiración mutua. Reconstruyamos el concepto del amor y las relaciones desde la libertad de nuestros sentimientos. Somos naranjas completas y nos merecemos alguien que nos aporte azúcar y nos potencie el sabor, pero nunca alguien que nos corte por la mitad y nos haga perder nuestra esencia.

Querámonos, pero hagámoslo bien.

Elena Ferré Toldrà (Candidata a las primaries del Común de Lleida).

Imagen superior de Paramita en Flickr

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